Ya tenía unos conceptos básicos de la finca “Les Rovires”, incluida en el catálogo de Masías (por lo tanto se puede realizar explotación hotelera y de turismo rural), con casi 100 hectáreas y a 4 km de Pobla de Lillet (comarca de Bergedà, al norte de Barcelona). Con actividad cinegética y maderera.
Me mandaron fotos de sus impresionantes vistas, sus amplias explanadas y su contundente masa forestal. Pronto iría a visitarla y empecé a recopilar más datos.
Escoltada por el monte de Castellsec, en cuya vertiente sur se encuentra la finca. A ambos márgenes (este y oeste) se encuentran los torrentes de Junyent y de Solls, y por el sur más fincas. La mayor parte de su extensión está compuesta de pinar maderable y monte bajo.
Planifiqué la visita. Todos me hablaban maravillas de la zona, de sus montes, de la cercanía de poblaciones como Castellar de Nuch, de Bagà, de Berga, de Puigcerdá, de las sierras de Montgrony y Catllarás. Visitas obligada, me decían, al nacimiento del río Llobregat, al parque de aventuras de Catllarás, ruta en el ferrocarril turístico. De Pobla de Lillet, me remarcaron, es el 2º Municipio con más obras de Gaudí, como Los Jardines de Artigas y el Xalet del Catllarás. Muchas cosas para el tiempo del que disponía.
Quedé con la hija del anterior Masuvero de la finca y con el propietario. Juntos, desde La Pobla, recorrimos los escasos 4 Km que nos separan por la carretera de Santa Eugenia.
Pensaba en números, en valor de la finca, conocía las explotaciones actuales (cinegética y maderera) y las posibles (hotel o alojamiento turístico). Empezaba a anotar: cercano a La Pobla de Lillet, buena carretera, zona de Masías, las más cercanas se encuentran todas habitadas lo que implica que es muy buena zona.
Salimos de la carretera y empezamos la subida a la Masía. Mi mente seguía pensando en una explotación de turismo rural. A la entrada una impresionante explanada: ¿zona de recepción, de aparcamiento, deportiva, con o unas piscinas.? tal vez divagaba, pero la importante extensión daba juego. Según subíamos más explanadas, mejores vistas: ¿más actividades?, ¿posibles cabañas?, no sé todo lo que es posible. Hasta que llegamos a la Masía, precedida por otra gran explanada y tras ella el monte. Ahora las vistas se volvieron impresionantes.
El conjunto es cerrado, con 2 edificaciones confrontadas, patio entre ellas y unidas al norte por un muro de piedras de diversos tamaños y al sur por un vallado. Ambos con sus respectivos accesos. La más grande de las edificaciones, rectangular, en su momento las cuadras, está compuesta de 2 alturas y tiene una superficie construida de 264 m2 según catastro, permitiéndose una ampliación de 100m2 (“50 de sostre”). Los vestigios de la CASA indican una planta cuadrangular de 68 m2 con 2 alturas (136 m2). Total 500 m2.
Seguía anotando: vistas perfectas, ubicación dentro del terreno ideal, amplias edificaciones. Orientación sur de la casa.
Empezamos a recorrer el espacio cercano. Me mostraron varios manantiales. “Se conocen 3 manantiales de los que 2 son cercanos a la zona edificada y con caudal importante durante todo el año”. Bosque frondoso, extenso, y diversos caminos que invitan al senderismo, a la exploración “algunos fueron vías pecuarias, otros se crearon para el trabajo en los montes, el Masuvero afirmaba la existencia de alguna pequeña edificación en el monte.
Hablamos de su rica fauna (principalmente ciervos y jabalíes aunque también liebres y conejos), de sus árboles (pinos fundamentalmente, también hayas y robles).
Llegué pensando en números, acabé sintiendo que una Masía, esta Masía, Les Rovires, es algo más, es una forma de vivir que sólo conocen unos pocos y que muchos quisieran disfrutarlo por su belleza, su magia y los agradables secretos que esconden.
Visita perfecta en un marco inolvidable.
